Mantenimiento de fachadas
Las fachadas son la «piel» de un edificio y, al igual que el cuerpo humano, esta piel es esencial para la salud y el aspecto de la estructura. Normalmente, la fachada es lo que aporta el carácter arquitectónico y la «sensación» estética a un edificio, proporcionándole su personalidad única.
Sin embargo, con el tiempo, la fachada de un edificio puede deteriorarse y reduciendo, no solo su atractivo visual, sino no convertirse en un peligro futuro. Los elementos pueden debilitarse y desprenderse, lo que supone una amenaza para las personas y los objetos que se encuentran debajo.
Entonces, ¿cómo se realiza el mantenimiento de una fachada?
El mantenimiento de fachadas llevado a la práctica
Cuanto más alto sea el edificio, mayor será el riesgo. Si las piezas se desprenden de la fachada de un edificio por encima de una acera concurrida, puede ser desastroso, incluso mortal.
Estos sucesos han hecho que muchos municipios adopten ordenanzas de inspección de fachadas, exigiendo a los propietarios de edificios que las mantengan y restauren para evitar accidentes trágicos.
Incluso en las ciudades que no exigen inspecciones periódicas, es aconsejable que los propietarios de los edificios sigan un programa de inspección regular contratando a profesionales especializados en fachadas. Es vital detectar los problemas antes de que se conviertan en algo serio y antes de que las reparaciones sean demasiado costosas.
A veces, la necesidad de una inspección de la fachada viene dictada por los acontecimientos. La caída de la mampostería, por ejemplo, es una señal de alarma evidente de que hay un problema que debe abordarse de inmediato.
Es esencial encontrar y arreglar los problemas de mampostería antes de que pongan en peligro a los peatones y expongan la negligencia de los propietarios.
Limpieza y mantenimiento de fachadas
Lo ideal es limpiar y mantener la fachada de un edificio cada 1-5 años, dependiendo de su ubicación. En algunas zonas, el clima puede ser significativamente diferente y la contaminación del aire puede ser más dañina, sobre todo en metrópolis de cierto tamaño.
Estos factores pueden obligar a realizar el mantenimiento de la fachada con mayor frecuencia.
Cuando se aplaza el mantenimiento de una fachada, las manchas, la suciedad y la mugre se acumulan y forman otros compuestos que pueden ser más difíciles de limpiar. Cuando esto ocurre, las tarifas del servicio de mantenimiento pueden aumentar porque se requerirá más trabajo y equipo para llevar a cabo esta tarea.
En el caso de algunos edificios con manchas y suciedad severas, puede ser necesaria la sustitución de los cristales, lo que puede hacer aumentar el presupuesto final de la rehabilitación o mantenimiento. Se puede evitar que esto ocurra hablando con un buen servicio de limpieza y aumentando la frecuencia del mantenimiento de la fachada.
Siempre que se posponga dicho mantenimiento de la fachada, no solo tendrá problemas con los cristales. Es posible que tenga que gastar en otras reparaciones y sustituciones como trabajos de pintura, daños en la fachada, sustitución de marcos de ventanas y mucho más.
Filtraciones de agua en fachadas
Otro problema común es el deterioro de la fachada por la infiltración de agua a través de las paredes. Aunque las filtraciones de agua suponen un riesgo de seguridad menos inmediato, pueden indicar daños graves detrás de la fachada.
Estas filtraciones requieren una atención rápida y solución inmediata, pues, la infiltración de agua, a través de las fachadas de los edificios, pueden requerir costosas reparaciones. Lo mejor es identificarlas y abordarlas pronto, antes de que se extiendan demasiado.
El deterioro visible no es la única razón para una inspección de la fachada. A menudo, los propietarios que planean vender un edificio hacen inspeccionar la fachada con antelación para asegurarse de que está en el estado adecuado para su exposición y venta.
Del mismo modo, los posibles compradores quieren que se realice una inspección o evaluación de la fachada. Conocer el estado actual del activo ayuda a los compradores a planificar y presupuestar futuras reparaciones, si son necesarias.
Sea cual sea el motivo, las inspecciones de la fachada son un elemento esencial del programa de mantenimiento de cualquier edificio y deben hacerse con regularidad.
Negligencia al mantener la fachada
Si las fachadas están mal cuidadas, pueden surgir problemas importantes. Por ejemplo, limitarse a ocultar las grietas bajo el enfoscado no resolverá realmente el problema subyacente, haciendo que las grietas puedan extenderse aún más.
Esto acaba provocando graves daños al edificio y, por eso, hay que identificar y tratar la causa subyacente de los problemas y no solo los síntomas. También puede ser necesario consultar con un experto en reparación y saneamiento de fachadas.
En algunos casos, la limpieza formará parte del proceso de investigación inicial antes de realizar las reparaciones. Una fachada limpia, libre de suciedad, manchas y otros materiales no deseados, proporcionará una mejor superficie para el trabajo de restauración y hará que los problemas sean más fáciles de identificar.
Sin embargo, si hay un problema de filtraciones, la limpieza de la fachada con agua podría retrasarse hasta después de los trabajos de sellado.
Los planes de mantenimiento de las fachadas deben tener en cuenta la esperanza de vida de los materiales de la fachada y programar de forma proactiva los cuidados y reparaciones para minimizar los costes y las molestias a los ocupantes del edificio.
Deben programarse inspecciones anuales de las fachadas, así como revisiones periódicas de los trabajos realizados a lo largo del año. ¿Se han cumplido los plazos? ¿Fueron fiables los contratistas?
Esta información puede ayudar a establecer presupuestos y programar proyectos de mantenimiento de fachadas de mayor envergadura, en caso de que sean necesarios.
Lo ideal es que el mantenimiento de la fachada forme parte de un plan de mantenimiento exterior más amplio, sobre todo porque los sistemas del edificio suelen estar interconectados. Por ejemplo, una fuga puede venir del tejado, pero afectar a la fachada.